En esta época de búsqueda de cambios, Taylor Swift encuentra el suyo con un disco lleno de matices entre la simpleza y la melancolía.
Amada por millones y odiada por otros tantos, la cantante y compositora norteamericana llega con su octava entrega de larga duración: Folklore. Producido remotamente durante la época pandémica del COVID-19 y que, sin grandes estrategias de promoción, fue anunciado a través de sus redes sociales únicamente unas horas antes de su lanzamiento.
El álbum, que cuenta con interesantes colaboraciones de artistas como Aaron Dessner de The National, así como Bon Iver, apuesta por un sonido diametralmente opuesto al de su anterior entrega (Lover, 2018) con un matiz más íntimo en el que explora una introspección llena de melancolía acompañada principalmente de su piano y su guitarra con algunos esbozos de sus inicios country.
La producción del disco en grandes pasajes, está muy bien logrado, pero alcanza ésta brillantez en las canciones más íntimas y simples. Aunque desde el aspecto lírico no es un disco complejo, uno de los puntos a resaltar son las historias que la componen y cómo éstas se entrelazan conforme se avanza en él.
Siempre es grato ver cuando los artistas crecen y maduran en conjunto con el sonido de su música y este caso no es la excepción. Lo cierto es que Swift logra dar de manera consistente (e inesperada) ese paso que la separa de los demás artistas pop de la actualidad y que muestra a propios y extraños, lo que puede lograr al salir de su zona de confort.
Sin duda, Folklore es ideal para la época en la que fue concebido y que indudablemente marcará un parteaguas en su ya muy exitosa carrera. El reto será cómo llevar esa audacia no únicamente a un capricho aislado de un verano pandémico, sino de continuar evolucionando su música y llevarla a un siguiente nivel.
Lo bueno
Folklore es un disco que Taylor Swift no necesitaba pero que sin duda viene a darle cierta frescura a su carrera. La audacia de salir de la ya fórmula probada de singles pegajosos, así como buscar colaboraciones que le dan fuerza al álbum, sin duda lo hace sentir honesto, poco pretencioso y sobre todo que muestra un lado más transparente, hasta ahora desconocido (al menos para mi ), de Tay-Tay.
Lo malo
El disco es plano y tedioso por momentos, es difícil poderlo escuchar completo en una sola ocasión. Aunque ha perfeccionado con el tiempo su capacidad para contar historias dentro de sus canciones, los temas suelen ser muy predecibles.: amor, desamor, su pasado en Pensilvania y nada más.
Mis canciones favoritas
The 1: Una excelente manera de abrir este material aunque entra en el terreno de la temática predecible y bastante explotada por Swift, musicalmente tiene arreglos interesantes que me atraparon desde el segundo 1.
Exile: El mood de este disco no estaría completo sin una colaboración como la de Bon Iver. Simple, sutil, natural. Las armonías son simplemente perfectas.
Betty: Probablemente mi favorita del disco, en la que predomina el sonido de su guitarra y en la que respiran ciertos aires de nostalgia de los inicios de Swift. Simple y muy fresca.
Mis canciones menos favoritas
Cardigan y Woman: Lana del Rey, ¿eres tú?
When you are young, they assume you know nothing…